¡Den testimonio!

Cuando era niño, nuestra iglesia celebraba servicios los domingos por la noche. El servicio tenía un elemento único en él. A menudo, el pastor preguntaba si a alguien le gustaría compartir cómo Dios había estado trabajando en su vida. Escuchar a adultos respetados compartir acerca de Dios de una manera tan personal tuvo un gran impacto en mí. Hablaban de oraciones contestadas o de cómo Dios los había consolado durante un momento difícil.

El Salmo 116 es un testimonio. No sabemos exactamente qué tipo de problema estaba enfrentando el salmista, pero describe su situación desesperada con gran emoción: “Los lazos de la muerte me enredaron; me sorprendió la angustia del sepulcro, y caí en la ansiedad y la aflicción” (v. 3). La muerte parecía una posibilidad real.

Pero cuando el salmista clamó a Dios por ayuda, Dios respondió. Dios fue fiel a Su carácter. El salmista repite los atributos de Dios de Éxodo 34:6–7 (v. 5). En contraste con la fidelidad de Dios, las personas a menudo no son dignas de confianza (v. 11). Pero Dios escucha la oración y responde. La liberación de Dios incitó al salmista a proclamar públicamente lo que Él había hecho (vv. 13–14).

En este contexto, el versículo 15 se destaca como un poco extraño. El salmista dice:
“Estimada a los ojos del Señor es la muerte de sus santos” (LBLA). Podrías decirte a ti mismo: “¿No acaba de orar por la liberación de la muerte?” La palabra “estimada” aquí se entiende mejor como “costosa”. Es decir, Dios entiende el costo para la comunidad de fe cuando muere un creyente. Esta es una de las razones por las que Dios lo perdonó en esta situación.

• Es posible que Dios no siempre responda nuestras oraciones de la manera que nos gustaría. Cuando eso sucede, este salmo es un buen recordatorio de que los caminos de Dios son más altos que los nuestros. Considera cómo puedes compartir con otros lo que el Señor ha hecho para que su fe pueda ser alentada.