Amor Inagotable

“La adoración es natural para el cristiano”, dijo J. I. Packer, escribiendo sobre los Salmos. “El hábito de celebrar la grandeza y la gracia de Dios produce un flujo interminable de agradecimiento, alegría y celo”. Hoy comienza nuestro estudio sobre el quinto libro de los Salmos (capítulos 107 al 150). En los Salmos encontramos expresiones de alabanza llenas de alegría. También escuchamos palabras honestas de sufrimiento y dolor. Los Salmos dan lenguaje a toda la gama de nuestra experiencia humana; ayudándonos a llevar cada emoción ante Dios.

El Salmo 107 se enfoca en la gracia y el perdón de Dios. Después de pasar décadas en el exilio debido a su pecado, Dios restauró a Israel a su tierra. El salmo usa cuatro imágenes para representar los horrores del exilio. Vivir en el exilio se compara con andar errante por las tierras baldías del desierto sin comida ni agua (vv. 4–5). Luego se compara al exiliado con un prisionero encadenado que trabaja como un esclavo (vv. 10–13), toda esperanza parecía perdida. En una imagen bastante diferente, el exiliado se compara con un necio que sufre a causa de su locura (vv. 17–18). Finalmente, el exilio se compara con un mercader en un barco atrapado en una tormenta (vv. 23–26).

En cada situación, la gente clamó al Señor por ayuda y Él los libró. Dio comida y bebida al vagabundo del desierto (v. 9). Sacó al cautivo de las tinieblas (v. 14). Rescató al necio (v. 20). Dios calmó las olas y “cambió la tempestad en suave brisa” (v. 29).

En cada caso, las personas fueron liberadas no porque lo merecieran, sino porque invocaron al Señor. Una y otra vez, estamos llamados a alabar a Dios por Su “gran amor” (vv. 1, 8, 15, 21, 31), que llega a Su cumplimiento en la vida, muerte y resurrección de Jesús.

• Leer los Salmos diariamente puede ser un excelente hábito para comenzar. Trata de leer cada Salmo en voz alta. Escucha lo que dice el salmista. Reflexiona sobre lo que se está comunicando de Dios. ¡Ora por medio de un salmo cada día!