Débora: Dios libertador

¿Alguna vez has experimentado este ciclo? Pecamos, sufrimos, nos arrepentimos y nos reconciliamos, solo para caer nuevamente en el pecado. Este patrón se repite una y otra vez en el Antiguo Testamento.

En Jueces 4:1–3 aprendemos cómo los hijos de Israel hicieron lo malo (nuevamente) ante los ojos del Señor, y cómo Él los vendió a Jabín, rey de Canaán. Clamaron por salvación y la respuesta a su clamor fue, en parte, Débora, una profetisa y portavoz de Dios (v. 4). Ella era esposa de Lapidot y juez del pueblo, la única mujer que ostentaba este título.

Inmediatamente, Débora se hizo cargo de la situación. Su nivel de autoridad sobre Barac es sorprendente para la época. Sin embargo, ella lo convocó, y Dios la usó para entregar Su llamado a Barac para llevar al ejército de Israel a la batalla (v. 6).

La respuesta de Barac en el versículo 8 nos recuerda la forma en que la mayoría de nosotros navegábamos los compromisos sociales de la secundaria. “Voy, si tú vas”. Su respuesta no se escucha muy heroica. Sin embargo, mientras muchos comentaristas ven su reacción como cobarde, otros ven otras motivaciones, además del miedo, para la que pidió la presencia de Débora en el frente de batalla. La Septuaginta (Antiguo Testamento griego) incluye esta frase: “Porque yo [Barac] nunca sé qué día el ángel del Señor me dará éxito”. Entonces, tal vez Barac quería que Débora continuara dándole sus consejos. Otros creen que Débora representó para Barac y el pueblo la presencia misma de Dios.

No podemos saber con certeza la motivación de Barac, pero vemos en la respuesta de Débora que ella no estaba impresionada (v. 9). Habría consecuencias por su dependencia. La gloria de esta victoria sería para una mujer.

• Como el pueblo de Israel, a veces nos atoramos en un ciclo de pecado. Volvemos a caer en el mismo patrón, nunca moviéndonos completamente del pasado y a lo que Dios nos está llamando a hacer. Pídele a Dios que te saque de la trampa del pecado y te lleve a la próxima temporada.