This site uses cookies to provide you with more responsive and personalized service and to collect certain information about your use of the site. You can change your cookie settings through your browser. If you continue without changing your settings, you agree to our use of cookies. See our Privacy Policy for more information.
20 de marzo del 2022 | 2 Samuel 6:16–23
¡Fue un momento de gran alegría y celebración! El arca del pacto, la pieza más importante del tabernáculo regresaba a casa. En Éxodo 25, Dios le ordenó a Moisés que construyera el cofre cubierto de oro, que contenía las tablas de la Ley. Los israelitas lo llevaron por el desierto y alrededor de la ciudad de Jericó.
En 1 Samuel 4, el arca fue capturada por los filisteos, un evento tan trágico que Elí el sacerdote cayó y murió al escuchar la noticia. En el pasaje de hoy vemos la restauración de Jerusalén al centro político de Israel a manos de David. Había hecho retroceder a los filisteos y reunificado a las tribus de Israel alrededor de su capital.
David también recuperó el arca y la llevó de regreso a Jerusalén. Aunque su viaje fue difícil, con la muerte de Uza (6:1–7), la presencia del arca representó una señal poderosa de la santidad, el poder y la presencia de Dios. Con la llegada del arca, la ciudad recuperó no solo importancia política, sino también religiosa.
David ni siquiera trató de ocultar su alegría cuando el arca entró en la ciudad. Lideró el desfile, bailando y saltando por las calles. Cuando Mical vio esto, lo “despreció” (v. 16). Luego David organizó una fiesta que incluyó ofrendas, bendiciones, pan y pastel. Cuando David regresó para “bendecir a su casa”, vemos a una Mical amargada (v. 20). Se le presenta en esta escena como “hija de Saúl” (v. 16), y en su comportamiento cortante, refleja el carácter de su padre. Criticó el comportamiento de David por considerarlo impropio de un rey.
David defendió su danza porque era para el Señor. La oración final implica que la falta de hijos de Mical fue un castigo por su comportamiento. La casa de Saúl no tendría un papel continuo en el reinado de Israel.
|
|
|
|
POR KELLI WORRALL |
|
Kelli Worrall es profesora de comunicación y catedrática en el departamento de Música, Artes y Medios del Instituto Bíblico Moody. Es autora de dos libros, uno junto a su esposo Peter. Es graduada de Cedarville University (BA), con estudios de postgrado enTrinity Evangelical Divinity School (MRE) y Roosevelt University (MFA). Ella y su esposo son conferencistas regulares en eventos y retiros. Viven en el noroeste de Illinois con sus dos hijos. |