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25 de noviembre del 2021 | Miqueas 7:1–6; Proverbios 4:10–19
Llegamos ahora al capítulo final de Miqueas, que terminará con una nota de esperanza para el futuro y confianza en el Señor. A pesar de ese final prometido, en estos primeros versículos del capítulo 7, Miqueas está triste y abatido. Tal vez te hayas encontrado en una posición similar, preguntándote por qué has gastado tanto tiempo y energía cuando nadie recibe tu mensaje. Te sientes solo y frustrado. Si alguna vez has estado allí, entonces puedes contarte entre las filas de Jeremías, Habacuc, Miqueas y muchos otros hombres de Dios que te han precedido.
En el versículo 1, Miqueas usa una metáfora agrícola para describir la tristeza que está experimentando: “¡Pobre de mí! No llegué a tiempo para la cosecha de verano ni para los rebuscos de la vendimia; no tengo un solo racimo que comer, ni un higo tierno, por el que me muero” (7:1). “Rebuscar” o espigar se refiere a la antigua práctica israelita de dejar parte del cultivo después de la cosecha. Los recolectores debían atravesar los campos (o viñedos, en este caso) para recolectar fruta, luego dejar el resto para que los viajeros y los pobres comieran. Miqueas es como un viajero, buscando tan solo un pequeño bocado para comer, solamente para darse cuenta de que se ha acabado todo.
En el versículo 2, Miqueas aclara qué significa exactamente su metáfora: “La gente piadosa ha sido eliminada del país, ¡ya no hay gente honrada en este mundo!”. Y en los siguientes versículos describe al pueblo de Israel en un lenguaje que nos recuerda el pueblo que Proverbios nos advierte que evitemos (ver Proverbios 4:10–19). De hecho, a pesar de todo el trabajo que Miqueas ha hecho para llamar a sus compañeros israelitas de regreso al Señor, parece que nadie ha escuchado su mensaje. Veremos la esperanza de Miqueas en el Señor a pesar de la realidad que lo rodea, pero hoy sentémonos con él en su dolor por el “fracaso” de su ministerio.
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POR RUSSELL MEEK |
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Russell Meek enseña Antiguo Testamento y Hermenéutica en Moody Theological Seminary. Es columnista de la revista Fathom y escribe prolíficamente, tanto para lectores laicos como académicos, sobre temas de la vida cristiana basados en el Antiguo Testamento. El, su esposa y sus tres hijos viven en el norte del estado norteamericano de Idaho, donde disfruta de la jardinería, la cocina y la naturaleza. |