Lo que Dios requiere

¿Alguna vez te has preguntado qué es lo que Dios realmente quiere de ti? Miqueas responde esa pregunta con tres peticiones claras. En el devocional de ayer aprendimos que el Señor es diferente de otros dioses del antiguo Cercano Oriente. A diferencia de la confusión que rodea a los dioses falsos, el Señor da a conocer Sus requisitos en un lenguaje sencillo y comprensible. También ha demostrado que es paciente. En Miqueas 6, Dios nuevamente les recuerda justo lo que les había dicho antes de que entraran a la tierra prometida (ver Deuteronomio 30:11–16).

Dios enumera aquí tres acciones que requiere de Su pueblo, y juntas comprenden lo que Jesús resumiría más tarde como amar a Dios y amar al prójimo (véase Mateo 22:36–40). Primero, Miqueas se refiere a la relación horizontal, a lo que Jesús se refirió como amar a nuestro prójimo. El pueblo de Dios debe “practicar la justicia”. Esto significa que deben tratar a los demás con equidad y justicia. En lugar de explotar a los vulnerables que los rodean para su propio beneficio, deben protegerlos y cuidarlos.

En segundo lugar, Miqueas se centra en la relación vertical de la gente con Dios. Deben amar la misericordia, y humillarse ante su Dios. (v. 8). La palabra que la NVI ha traducido como “misericordia” es el término hebreo hesed, que se refiere a la fidelidad al pacto. El pueblo de Dios debería amar ser fiel y guardar los requisitos del pacto que Dios estableció con ellos en el monte Sinaí (véase Éxodo 19–24). Además de la fidelidad amorosa al pacto, el pueblo debe humillarse ante su Dios. La relación especial que Israel tiene con el Señor no debe causar orgullo ni altivez; más bien, deben reconocer que esa relación se basa enteramente en la gracia de Dios, no en algo que hayan hecho o que irán a hacer (ver Deuteronomio 7:7–8). Tal gracia debe inducir a la humildad, no a la arrogancia, y esa humildad, a su vez, hace que el pueblo de Dios ame ser fiel al pacto que estableció con ellos. También induce a actuar con justicia hacia otras personas, que resulta son como ellos: hechos a la imagen del Dios maravilloso y todopoderoso (véase Génesis 1:26–27).

• El versículo de hoy es bueno para memorizar y quizás para compartir con otros. Quizás puedas preguntarles, ¿qué significa esto para ti? ¿Qué nos pide Dios?