Crecer espiritualmente

A muchos padres les encanta seguir el crecimiento de sus hijos marcando su altura cada año en su cumpleaños. Pero, ¿es posible medir nuestro crecimiento como creyentes? Más importante aún, ¿cómo se produce el crecimiento espiritual?

En el pasaje de hoy, Pablo ora por el crecimiento espiritual de los creyentes filipenses. Puede que nos sorprenda observar que el crecimiento que prevé no comienza con el esfuerzo, sino con el amor. Pablo no dice si esto es amor a Dios o amor a los demás. Pero no hay ninguna razón real para diferenciar entre los dos. El amor por los demás surge de nuestro amor por Dios (1 Juan 4:20). También podríamos haber esperado que Pablo orara para que su amor aumentara para que tuvieran más y más. En cambio, pide que su amor crezca en conocimiento y en buen juicio (Filipenses 1:9). La frase “buen juicio” también podría traducirse como “discernimiento”.

El conocimiento y el discernimiento están relacionados. Discernir es hacer una distinción o emitir un juicio. Implica la aplicación del conocimiento a las circunstancias de la vida. Es posible poseer conocimiento sin amor. También podemos amar sin discernimiento. El conocimiento sin amor conduce al racionalismo frío y a la falta de compasión. El amor que no está informado por el discernimiento conduce al sentimentalismo y la autocomplacencia.

Cuando Pablo describe el resultado de agregar conocimiento y discernimiento al amor en el v. 10, habla de su efecto acumulativo. Si amamos así, seremos “puros e irreprochables para el día de Cristo”. Aunque participamos en la expresión del amor piadoso, Pablo describe este crecimiento en términos pasivos. Es el fruto “que se produce por medio de Jesucristo” (v. 11). Incluso nuestra práctica de la justicia es una obra de gracia. Por eso el crecimiento espiritual comienza con la oración.

• ¿Quieres crecer espiritualmente? Pídele a Dios la gracia para crecer. ¿Conoces a alguien que necesite madurar en su caminar con Cristo? Ora por ellos por nombre.