La gran enseñanza de Pablo

Dios me llamó de regreso a la escuela a los 40 años para obtener un doctorado. Honestamente, no estaba del todo feliz. Prefería aprender por mi cuenta. Incluso estando en un buen programa con excelentes profesores, hubo días en que en realidad sentía volverme loco.

También en tiempos bíblicos, las personas con altos niveles de educación podrían verse como un poco raras. Pablo se había formado como rabino con el famoso Gamaliel; se podría decir que tenía el equivalente a un doctorado de una universidad de las más prestigiadas (v. 5; Hechos 22:3). No es de extrañar que Festo pensara que el gran aprendizaje de Pablo lo estaba volviendo loco. (v. 24)                 

Aún hoy, la verdad cristiana puede parecer extraña al mundo exterior. Cuando Pablo explicó que Cristo había resucitado de entre los muertos, esto les pareció imposible y ridículo a los dos funcionarios del gobierno (vv. 22–23). La misma reacción había ocurrido en Atenas cuando Pablo mencionó la resurrección (Hechos 17:31–32). Festo no pudo evitar estallar, “¡Estás loco!” o “El mucho estudio te ha hecho perder la cabeza” Una referencia griega estándar señala que esta frase “se dice a alguien cuyo entusiasmo parece haber superado el juicio”.

Un marco meramente humano para el aprendizaje y el conocimiento es limitado y pecaminoso. Por eso las expectativas humanas del gobernador estaban totalmente equivocadas. Quería que la explicación de Pablo se mantuviera dentro de los límites del conocimiento humano. Queremos que las cosas tengan sentido en nuestros términos. La profecía y la resurrección no encajan en nuestro enfoque . . . hasta que tomamos en cuenta a Dios.

Pablo no se detuvo, pero continuó testificando con valentía. Respondió con calma que sus palabras eran verdaderas y apeló al conocimiento del rey Agripa de los acontecimientos recientes (vv. 25–26). El propio testimonio del apóstol (que comienza en el versículo 12) demuestra cómo el aprendizaje humano puede dar un giro de 180 grados cuando está bajo el control de Dios para los propósitos de Dios en el servicio de Dios.

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