Desaprovechar el aprendizaje

A veces, por muy bueno que sea el maestro, no aprendemos la lección. En la lectura de hoy, Dios le indicó al profeta Jeremías que usara la familia de los recabitas como ejemplo (v. 13). ¿Quiénes eran los recabitas? Durante el reinado del rey Jehú, los recabitas permanecieron fieles al Señor, se opusieron a la adoración de Baal y apoyaron las reformas de Jehú (2 Reyes 10:15–23).

La lectura de hoy en el capítulo 35 de Jeremías tiene lugar más de 200 años después. Aunque los recabitas se habían visto obligados a refugiarse en Jerusalén debido a los invasores babilonios, los descendientes del grupo original habían permanecido leales a Sus enseñanzas (Jeremías 35:6–11).

Cuando el profeta Jeremías los invitó a beber vino, les pidió que violaran una antigua tradición (vv. 1–5). Ellos se negaron. El profeta usó su ejemplo de fidelidad para condenar al pueblo de Judá (vv. 12–16). Si este grupo minoritario podía obedecer consistentemente un mandamiento o tradición humana, ¿por qué el pueblo de Judá no podía guardar la Ley de Dios y arrepentirse de su idolatría? Dios les había hablado una y otra vez a través de los profetas, llamándolos a volver a la obediencia del pacto. El contraste fue mas claro que el agua: “Los descendientes de Jonadab hijo de Recab cumplieron la orden dada por su antepasado; en cambio, este pueblo no me obedece” (v. 16).

El no aprender trae el juicio de Dios. Es cierto que Dios es paciente y misericordioso. Da muchas oportunidades. Pero al final, nadie se burlará de Él. El no aprender como forma de vida es una tontería y un pecado. Si las personas piensan que Dios nunca actuará, están trágicamente equivocadas (2 Pedro 3:3–7). El pecado trae consecuencias y el juicio de Dios; en este caso, la conquista y el exilio de los babilonios (Jeremías 35:17).

• Si tan solo el pueblo de Judá hubiera escuchado las palabras de Dios. Si tan solo. Entonces habrían recibido Sus bendiciones de paz y bienestar (Isaías 48:17–19). No dejes que un “si tan solo” sea tu historia.