This site uses cookies to provide you with more responsive and personalized service and to collect certain information about your use of the site. You can change your cookie settings through your browser. If you continue without changing your settings, you agree to our use of cookies. See our Privacy Policy for more information.
27 de Junio del 2022 | Juan 21:1–17
Crecí cerca de la playa en un pequeño pueblo de pescadores en Florida. Las personas que se ganan la vida pescando son algunas de las personas más trabajadoras que conozco. Se levantan antes del sol y parten para la pesca del día sin importar el clima. Pero si les preguntas si preferirían hacer algo diferente para ganarse la vida, te mirarán y dirán: “Nunca en un millón de años”. A los pescadores les encanta pescar.
Varios de los seguidores de Jesús eran pescadores, incluido Pedro. Cuando dejó sus redes para seguir a Jesús, también abandonó su estilo de vida y su profesión. Por eso es interesante que en Juan 21 lo encontremos de nuevo en el agua, pescando. Algunos eruditos creen que después de las tres negaciones de Cristo por parte de Pedro (Marcos 14:66–72), sintió que se había colocado fuera del círculo íntimo de Jesús y, por lo tanto, se retiró a su ocupación anterior. Lo que Pedro ciertamente no esperaba era que Jesús lo buscara para hablarle sobre esas negaciones en el patio.
La pesca milagrosa llamó inmediatamente la atención de Pedro (Juan 21:6–7), pero fueron las brasas ardiendo lo que le habría recordado a Pedro su rechazo a Cristo (v. 9). La única vez que se usa la palabra brasas fue en la escena de las negaciones de Pedro (Juan 18:18 LBLA). Después de la comida, Jesús se volvió hacia Pedro. Le preguntó a Pedro cuánto lo amaba verdaderamente (Juan 21:15a). La declaración de Pedro de amar al Señor tres veces no borró sus tres negaciones de solo unos días antes (vv. 15b–17). Sin embargo, sí creó una vía para una relación más profunda con Jesús. Con cada pregunta, Jesús le estaba dando a Pedro otra oportunidad. Mientras que Pedro, el pescador, finalmente se retiraría, Pedro, el seguidor de Jesús, nunca lo haría.
|
|
|
|
POR EL DR. CHRIS RAPPAZINI |
|
El Dr. Chris Rappazini es profesor asociado y director de los programas de licenciatura y postgrado en Estudios Pastorales del Instituto Bíblico Moody y del Seminario Teológico Moody. Es el vicepresidente de la Sociedad Evangélica de Homilética. Con anterioridad, fue ministro asociado para la predicación y enseñanza de Southside Christian Church en Spokane, Washington. Chris, su esposa Ashley y sus tres hijos residen en el noroeste de Indiana. |