Del agradecimiento a la gratitud

“No olvides decir ‘Gracias’”. Si eres como yo, tus padres te decían esto a menudo cuando eras pequeño. Y, tal vez le hayas dado este consejo a niños. Pero, si somos honestos con nosotros mismos, incluso los adultos, y sí, incluso los cristianos, a veces nos olvidamos de expresar gratitud y aprecio.

En nuestro texto de hoy, Jesús y Sus seguidores iban camino a Jerusalén, por última vez, para celebrar una de las tradiciones de la Pascua (v. 11). No sabemos exactamente a qué aldea entró Jesús, pero sí sabemos quién lo estaba esperando: un grupo de hombres con una horrible enfermedad de la piel llamada lepra (v. 12). Por ley, las personas que sufrían de lepra estaban obligadas a aislarse, dejando a su familia, amigos y trabajo, para vivir con otras personas que padecían una enfermedad similar.

Cuando Jesús pasó, estas personas que sufrían reconocieron su oportunidad de obtener ayuda. Así que juntos clamaron a Jesús (v. 13). Jesús respondió diciéndoles que fueran a ver al sacerdote, quien tenía autoridad para permitirles reincorporarse a la sociedad (v. 14). En el camino, ¡fueron curados milagrosamente! Pero entonces ocurrió algo aún más notable. Uno de ellos, el samaritano, se detuvo y, antes de ver al sacerdote, se volvió hacia Jesús para decirle “gracias” (v. 15).

Al verlo, Jesús preguntó: “¿Dónde están los otros nueve?” (v.17). ¿Ninguno de los otros estaban agradecidos por su segunda oportunidad? Por supuesto que lo estaban, cada una de estas personas había experimentado un milagro que les cambió la vida. Pero para una persona, el agradecimiento se convirtió en una expresión de gratitud. Estar agradecido es una emoción que sentimos, pero dar las gracias es una acción que podemos tomar. Si alguna vez te han dado una segunda oportunidad, asegúrate de hacer una pausa y convertir tu agradecimiento en una expresión de gratitud.

• ¿A quién necesitas expresar tu agradecimiento hoy? Haz que tu agradecimiento sea personal y hazle saber cuánto le aprecias.